En la vida es normal atravesar momentos en los que todo parece desmoronarse. ¡Y muchas veces no es que parece, sino que ciertamente todo cambia en un instante!
Ya sea por problemas laborales, personales, económicos, familiares o de salud, la sensación de que las cosas están fuera de control puede generar ansiedad, estrés y frustración. Hay formas efectivas de recuperar el equilibrio emocional y tomar las riendas de la situación.
Muchas de ellas las aplicamos inconscientemente pues nuestra mente siempre tratará de buscar nuestro bienestar. Pero es importante hacernos conscientes de ese patrón de compensación natural y así evitar tomar decisiones basadas en la gratificación inmediata o en el autoengaño.
Así que, vamos a respirar y a razonar. Cuando vemos que las cosas están fuera de control, podemos:
1. Acepta la situación tal como es
Hay cosas que no podemos cambiar. Resistirse a la realidad o intentar controlarlo todo solo aumenta la frustración. Aceptar la situación no significa resignarse, sino reconocer que aunque no puedes cambiar ciertos aspectos, tienes el poder de decidir cómo reaccionar ante ellos. Al enfocarte en lo que sí puedes manejar, te liberas de una carga innecesaria.
Toma en cuenta que una o varias situaciones que te afectan simultáneamente no significa que otras áreas de tu vida estén en peligro. Hay que ver las cosas desde varios puntos de vista, “Sin gravedad” como dirían los mexicanos Moenia en su canción.
2. Enfócate en lo que puedes controlar
Cuando las circunstancias externas se vuelven caóticas, dirigir tu atención hacia lo que sí está bajo tu control es crucial. Esto puede incluir la forma en que manejas tus emociones, cómo organizas tu tiempo o cómo cuidas de tu bienestar físico y mental.
Mira las cosas en perspectiva y si puedes haz un “control de los daños” y confirma qué puedes corregir en el momento o qué simplemente debes aceptar que por más que quieras no puedes controlar a pesar del dolor que te provoque o de lo apegado que estés.
Tomar pequeñas acciones diarias, como establecer una rutina o practicar técnicas de relajación, puede brindarte una sensación de estabilidad en medio del caos. Hay que ser persistente. Resistir recordándose constantemente el beneficio que sabemos tendremos si continuamos la nueva rutina que realizamos para mejorar.
3. Desconéctate del problema por un momento
A veces, estar demasiado inmerso en una situación abrumadora solo empeora las cosas. Tomarse un respiro puede darte la claridad mental que necesitas para analizar las cosas con objetividad. Realizar una caminata, practicar algún pasatiempo o simplemente desconectarte durante unas horas puede darte una nueva perspectiva y ayudarte a recuperar el control emocional.
¿Sabes qué ayuda mucho? ¡Dormir! Por supuesto, hay problemas de los que no es fácil desconectarse. Pero hay que tratar. Si podemos tomar un descanso durmiendo, cuando despiertes las cosas muy probablemente no se van a mejorar, pero sí es posible que tu mente esté más clara y sosegada.
4. Habla con alguien de confianza
Compartir tus preocupaciones con alguien de confianza puede ser un alivio emocional. A veces, simplemente expresar cómo te sientes permite que los problemas se vean menos intimidantes. Un buen amigo, un familiar o incluso un profesional de la salud mental puede ofrecerte un punto de vista diferente y ayudarte a encontrar soluciones que quizás no habías considerado.
5. Prioriza tu bienestar mental y físico
Cuando todo parece estar fuera de control, es fácil descuidar el bienestar personal. Sin embargo, es en estos momentos cuando más necesitas cuidar de ti mismo. Practicar ejercicios de relajación, dormir lo suficiente y alimentarte bien son esenciales para mantener una mente clara y un cuerpo fuerte. Estar en un buen estado físico y mental te da la fortaleza necesaria para afrontar los desafíos con mayor resistencia.
6. Mantén la flexibilidad y la paciencia
La vida es impredecible, y a veces, lo que parece ser un desastre puede terminar siendo una oportunidad para crecer. Mantén una actitud flexible ante los cambios y ten paciencia contigo mismo. Recuerda que no todo puede resolverse de inmediato y que muchas veces, el tiempo es un gran aliado para poner las cosas en su lugar. Permítete adaptarte y evolucionar a medida que enfrentas las dificultades.
¡Paciencia! Dicen por ahí “que todo obra para bien”. A veces parece una broma o un consuelo vacío o realmente no entendemos bien en qué obrará positivamente alguna situación muy difícil que estemos viviendo, pero ocurre mucho que eso que hoy nos quitó el sueño en el futuro fue la razón por la que estaremos mejores. Sólo el tiempo lo dirá.
7. Orar
Esta sugerencia es opcional pues depende de tus creencias o de si no crees en una energía universal a la que muchos le llaman “Dios”.
Si sientes que quieres hacerlo, hazlo. Así como buscas ayuda en un amigo o un familiar o simplemente te sumerges en silencio, puedes intentar conectarte con una sabiduría ancestral que supera nuestro entendimiento y de la que, a través de los tiempos, muchas personas han dado testimonio.
Quizás podamos alcanzar la certeza y tranquilidad trascendente de que al final, somos una gota en un inmenso mar. No para subestimarnos, sino para poner cada cosa en su lugar.