A veces alardeamos tanto de lo que sabemos que los otros no saben si callarnos, ignorarnos o esperar a probar cuánto de realidad hay entre el dicho y el hecho.
Quizás sin querer estamos bajo la influencia del «Efecto Dunning-Kruger».
Esta teoría trata de explicar la distorsión que ocurre en el procesamiento mental de una persona con escasos conocimientos pero que tiene un sentimiento de superioridad que le hace sentir mejor que otros más preparados.
En resumen, es cuando un ignorante se cree más capacitado que otra persona más competente.
Los profesores de la universidad estadunidense Cornell, David Dunning y Justin Kruger, indicaron que «la sobrevaloración nace de la mala interpretación de sus habilidades». No entienden que no saben.
Cuando una persona refleja este tipo de actitud en un grupo, generalmente genera rechazo en el resto y puede crear un malestar que podría disminuír los resultados esperados o generar situaciones complicadas.
Identificar este sesgo mental y tratar de corregirlo en la persona que lo padece, mejora la productividad en las empresas.
Para esto es importante revisar las capacidades reales de quienes afirman pueden resolver una determinada situación.
Lo más recomendable es realizar evaluaciones laborales periódicas por lo menos una vez al año al tiempo de desarrollar cursos de actualización profesional.
En sentido general, saber que existe esta especie de «autoengaño» (y que podríamos estar padeciéndolo), es una alerta para ser más honestos con lo que decimos o creemos saber, evaluando nuestro conocimiento con pruebas externas e imparciales.
Para no caer en resaltar las cualidades de la humildad, siempre es recomendable actualizarnos, escuchar a los otros y verificar antes de presentar una solución.
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