El “efecto mariposa” es uno de los conceptos que tratan de explicar la teoría del caos: Un cambio en una situación, aunque sea imperceptible o pequeñísimo, provocará a mediano o largo plazo variaciones mucho más grandes que el pequeño detalle que la generó.
Con el «efecto mariposa», el matemático y meteorólogo Edward Lorenz, fallecido en abril del 2018, buscaba explicar cómo las variaciones pequeñas en sus modelos meteorológicos generaban predicciones a veces catastróficas cuando por ejemplo, en vez de incluír los números decimales en sus cálculos, optaba por redondearlos.
Para definir el hecho Lorenz quizás se inspiró en el proverbio chino que dice: “El leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Por supuesto, más que el aleteo es la consecuencia de esa acción que tanto podría ser buena o catastrófica.
Todo está interconectado. Lo que haces tendrá un efecto donde menos te imaginas y asimismo lo que estás viviendo ahora es el efecto de algo que ocurrió hace siglos o quizás ayer.
Cuando Koffi Annan, el ex secretario general de las Naciones recibió en el 2001 su premio Nobel de la paz «por su trabajo por un mundo mejor organizado y más pacífico», ilustró sus argumentos de esperanza por un mejor planeta haciendo referencia al efecto mariposa: “Nos enseña que todo tiene que ver con todo y somos inter-retro-dependientes: un pequeño gesto puede ocasionar grandes transformaciones”.
Se han filmado varias películas sobre el tema relacionándolas con los viajes en el tiempo, una de ellas es precisamente «The Butterfly Efect» protagonizada por Ashton Kutcher del 2004. Las críticas no fueron buenas en general aunque admitían que funcionaba como simple entretenimiento.